En las empresas es habitual que se rompan o estropeen todo tipo de artículos a diario, que finalmente acaban en la basura. Pero que sea una práctica común no significa que sea correcta, ni mucho menos, ya que muchos de estos artículos que acaban en la basura convencional están considerados como residuos peligrosos, por lo que no deberían tirarse a la basura, sino que tendrían que acabar en contenedores especiales o puntos limpios habilitados.